miércoles, 17 de abril de 2013

FREDERICA VON STADE - RECITAL MONTEVERDI & CAVALLI


En el año de grabación del recital, 1985, Raymond Leppard era uno de los pocos directores que se atrevía a una tímida recuperación del repertorio antiguo pese a partir de cánones estéticos que escuchados hoy se nos antojan poco historicistas. Sus interpretaciones adolecen de una densidad orquestal y una lentitud en los tempi elegidos que hace tiempo fueron abandonados. No obstante, tiene el gran merito de haber acercado al gran publico obras hasta ese momento desconocidas liderando un grupo de jóvenes interpretes entre los que destacaban Frederica von Stade, Janet Baker e Ileana Cotrubas.

Sus ediciones preparadas para la recuperación de obras como L´Incoronazione di Poppea de Monteverdi, representada en el Festival de Glyndebourne en 1962, Il Ritorno d´Ulisse in patria del mismo autor así como L´Ormindo y La Calisto de Cavalli, han sido hace ya tiempo desestimadas por las nuevas escuelas historicistas pero mantienen el valor testimonial de una época y un saber hacer con hallazgos incuestionables de gran belleza plástica y expresiva.

Junto a esta labor de recuperación, Leppard dirigió obras infrecuentes de Handel (Alcina, Samson, Ariodante), Rameau (Dardanus) y Purcell (Dido & Eneas) de las que ha dejado testimonios discográficos de excepción siempre contando con la colaboración de interpretes vocales de primera fila. 

Lejos de estancarse, evolucionó sus teorías y práctica musical como puede comprobarse en las diferencias  estilistas entre las dos versiones registradas del Dido & Eneas de Purcell. El mismo se hace cargo del clave en la interpretación pionera del Dido protagonizada por Victoria de los Angeles en 1965 bajo la dirección de Sir John Barbirolli.

El disco que nos ocupa, grabado junto a una joven Frederica von Stade en la plenitud de sus facultades vocales, es un gran testimonio de la labor musical del director así como de su empeño en la difusión de la música antigua. En el conviven los mundos de Monteverdi y Cavalli con la interpretación de extractos ariosos de algunas de sus principales obras en las que brilla con luz propia la voz de la mezzosoprano americana que las dota con una expresividad expositiva visionaria de las posteriores escuelas de interpretación de la música antigua.

Como ya ocurría en esos mismos años con Janet Baker y Victoria de los Angeles, la interprete vocal resuelve la interpretación con un criterio más moderno que el utilizado para el acompañamiento orquestal ofreciendo momentos de una belleza deslumbrante utilizando todos los medios expresivos y técnicos siempre atenta al significado del texto. A destacar la desolación de las interpretaciones de los ariosos de Ottavia monteverdiana.


El disco adolece de la brevedad propia de los traspasos a CD de grabaciones originalmente planteadas en vinilo y ha sido objeto de posteriores reediciones con el añadido de arias de Mozart interpretadas por la misma cantante ajenas totalmente al mundo estilístico de Monteverdi y Cavalli.



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