martes, 21 de mayo de 2013

BARTOLI versus CALLAS - NORMA - UNA COMPARACIÓN IMPOSIBLE


No me gusta acudir al formato de la crítica cuando ésta está destinada a desmontar un producto que, como el expuesto, parecía destinado a abrir una nueva puerta en la interpretación de una gran ópera del repertorio, pero es que esta vez Cecilia Bartoli y su equipo han superado todas las barreras, ya no de la tradición, sino del sentido común. 

Entiendo que no sea adecuado reflejarse en espejos del pasado a la hora de asumir un rol nuevo pero en este caso, la comparación resulta inevitable cuando nos enfrentamos a una Opera que ya ha disfrutado de interpretaciones que podríamos calificar como "Definitivas". Es posible que algunos oídos "vírgenes" (si es que existen), que desconozcan la obra en versiones más clásicas, puedan encontrar este acercamiento interesante. Yo mismo lo he esperado con ilusión habida cuenta de que casi todos los proyectos publicados últimamente por la Bartoli han tenido una calidad indudable.

No hace mucho Cecilia Bartoli se puso a la cabeza de un proyecto menos publicitado pero que, para bien,  supero todas las expectativas, La Sonnambula belliniana en la versión reescrita por el compositor para María Malibrán, es decir, una voz más cercana a lo que hoy en día conocemos como Mezzosoprano que a la habitual versión para Soprano Dramática de Coloratura. Es aquella partitura que conviene a la voz de la mezzosoprano romana por el caracter ensoñador de la protagonista que se plasma en una colección de cantinelas para las que las voz de la Bartoli está mas que de sobra capacitada. El acompañamiento de voces tan destacadas como las de Juan Diego Florez, Ildebrando D´Arcángelo y Gemma Bertagnolli que siguen a la diva romana con la misma pasión y entrega convirtió la versión en una referencia indiscutible, distinta, pero igualmente válida. 

Imagino que animada por el resultado, así como por la buena acogida de su ensoñadora versión de la cavatina "Casta Diva" en el imprescindible album "María" dedicado al repertorio de la gran Malibran, nuestra diva se embarca ahora en un proyecto ambicioso pasando de un velero de recreo a un navío de combate como quien no quiere la cosa.

Bueno, analicemos (mas bien critiquemos en su peor acepción) por puntos:
  • La Orquesta La Scintilla? pues estupenda señores, con una sonoridad maravillosa pero, dirigida por quien? Por Giovanni Antonini? Nos hemos saltado un siglo así, como si nada? Esto no es el Barroco y los contrastes dinámicos pueden no ser tan bien bienvenidos en una obra que exuda romanticismo por todos los costados. La concepción de la obra no es unitaria y los cambios de velocidad resultan tan arbitrarios como inconvenientes. La exposición sincopada de muchas de las partes de la obra producen en el oyente una sensación de apresuramiento que no casa con la mayoría de las partes de una obra formada en su mayor parte por cantábiles ya sean estos arias, duos o conjuntos. En algunos momentos podemos pensar que estamos ante una orquesta de feria de esas que todos definimos como "chunda chunda". Por más que busquemos no encontramos el típico arrobo lírico belliniano por ningún lado.
  • Realmente Norma necesita tanta limpieza como para restaurar su versión primigenia y eliminar los añadidos de la tradición? Pues a todas luces, no. Que cambios notamos respecto a versiones tradiciones? Pues algún acorde aquí y allá, alguna apoyatura y filigrana vocal depurada, restaurada o inventada y... poco más destacable. La reposición de las cadencias originales de las distintas piezas de la obra se muestra claramente inconveniente con esas subidas y bajadas repetidas que, además, son expuestas con una rapidez desmesurada. (Recordemos aquí que Montserrat Caballé allá por los años 60 grabó su única versión en estudio malograda por esas mismas cadencias absurdas que ella misma critico tiempo después).
  • Sumi Jo en el papel de Adalgisa? A priori atractivo, pero, realmente la que canta es ella? No hay forma de reconocer el timbre de la soprano surcoreana que, sin ser de una calidad destacable, ha sabido encontrar su lugar en el mundo de la lírica pese a ciertos errores estilísticos y una voz de pequeño formato pero probadamente dotada para la coloratura. Devolver a Adalgisa a la vocalidad de soprano resulta de lo más coherente con la idea inicial del autor y ya existían intentos anteriores como el realizado por Montserrat Caballé en la segunda versión grabada por una vetusta (por no decir anciana) Joan Sutherland y la de Eva Mei en la encorsetada y sobrevalorada versión de Riccardo Muti con Jean Eaglen en el rol titular. No podíamos haberle pedido a Nino Machzaide que asumiera este rol? A no, claro, que no es la protagonista y se nos come la grabación (y eso que no es que sea precisamente objeto de mi devoción)
  • John Osborn en el papel de Pollione? Pues animado por la reciente versión de la rossiniana Guillaume Tell dirigida por Pappano me parecía una opción nada despreciable, sin embargo, que le ha pasado? Tiene miedo? Algo a su alrededor le asustaba? Su canto tremolante está totalmente fuera de lugar, muy lejos del heroísmo de la escritura original del papel. Seguro que todos estamos de acuerdo que tenores del corte de Franco Corelli exceden en demasía esta heroicidad hasta puntos que podríamos denominar de "chulescos" pero ¿Es que Pollione no es realmente un chulo? Pues un poco más de arrojo no estaría de mas. Luciano Pavarotti, al menos, resultaba insolente por su desmedida enjundia vocal y el brillo del esmalte de su voz. Juan Diego Florez estaba de vacaciones cuando se grabó esta versión o la desestimó por no considerarla adecuada? Si no es la voz ideal para el papel, al menos le habría aportado la dosis adecuada de heroísmo e insolencia vocal.

  • Como todo no podía ser malo, Michele Pertusi presenta un color vocal y una intención adecuada al personaje pese a que los excesos de la dirección le obligan a echar más de una carrera que no conviene a su instrumento. Teniendo en cuenta que la opción general elegida es la de la levedad de las voces participantes, Pertusi nos parece el cuarto vértice ideal (sin tirar cohetes).
Y para el final nuestra diva, la excelsa Cecilia Bartoli, esa gran mezzosoprano romana que empezó su carrera con tintes de contralto y que ha sabido educar su voz hasta convertirla en un referente indiscutible del buen gusto y el buen hacer musical pese a todos sus excesos, que no son pocos.

El rol de Norma es posiblemente uno de los más difíciles del repertorio para soprano, sea esta dramática, lírica, de coloratura o varias a la vez (lo cual es lo más recomendable). Anticipandose a  Violeta Valery (La Traviata) Norma necesita una voz multifuncional capaz de los mayores dramatismos, los excesos más líricos o la coloratura más endiablada. Lilli Lehmann sugería que era más dificil cantar Norma que las tres Brunhildas wagnerianas juntas. A lo largo de la historía se han acercado al papel sopranos de toda condición y pelaje, desde las más dramáticas Gina Cigna, Claudia Muzio, Rosa Ponselle, Jane Eaglen (dura, angulosa y carente de graves) y Gwyneth Jones (esforzada), a líricas del calibre de Montserrat Caballé (una de las mas completas interpretes del papel), Katia Ricciarelli (Uff) y Daniela Desi (apuradísima), lírico ligeras como Beverly Sills (demasiado ligera), June Anderson (bastante insípida), Joan Sutherland (otra gran referencia por técnica, entrega y pasión, aunque no por color vocal) y Edita Gruberova (en exceso mecánica), así como alguna mezzo esforzada como Shirley Verret (realmente era una mezzo?) o Grace Bumbry (Bartoli no es la primera mezzo que se atreve con semejante papel) y voces mixtas como la de la gran Renata Scotto que condujo el papel por la senda de La Callas.

Y María Callas? Como olvidarla! Sin duda la más completa a la hora de presentarnos a la Sacerdotisa amante, amiga, hija y madre, toda una panoplia de sentimientos que ella sabía reflejar como nadie ha sabido ni puede, y todo eso pese a las deficiencias de su voz, variaciones de color, calados de todo tipo e inseguridades en el canto. La identificación cantante/papel era tan completa que oyéndola te olvidas de cualquier otra consideración y te lanzas a sufrir y amar con la misma intensidad que ella trasluce en su canto. Sus explosiones de furor son antológicas, su alegría exultante desborda en el segundo dúo con Adalgisa, sus amenazas a Pollione sobrecogen sus ruegos en el concertante final resultan dolorosos en extremo.

Con estas precursoras y algunas de sus contemporáneas se enfrenta Bartoli en esta nueva aventura. 

Desde luego tenemos balance positivo, algunas de sus frases son de antología (precisamente aquellas en las que más se refleja la tradición del papel). Especialmente dotada para el canto estático, afronta las cantinelas bellinianas con un saber hacer que nos llega a poner los pelos de punta añadiendo algunos "abellimenti" que parecen muy oportunos y que refrescan la interpretación por su carácter novedoso.

Pero..., porque hay un pero (mejor dicho muchos), el papel no aparece lo suficientemente madurado. Los recitativos son imprecisos y, en ocasiones, demasiado duros, abusando de una declamación más propia del barroco que del romanticismo. El abuso de las medias voces y de reguladores no del todo bien colocados lastra en ocasiones el dramatismo de la acción. A pesar de una voz tan dotada como la suya pero a la vez tan pequeña, no puede alcanzar la autentica dimensión de un personaje tan complejo ni aunque lo intente. Bartoli está sobradamente capacitada para el barroco y algunas partes del repertorio romántico pero, y esto no es una crítica, se encuentra más cómoda en roles cómicos y líricos que dramáticos.

Uno de los momentos clave de la obra, el dúo del segundo acto entre Norma y Pollione hace aguas por todas partes. Argumentalmente es el momento culminante en el que se enturbia la razón de la protagonista hasta precipitar los acontecimientos pasando de la seguridad a la amenaza con todos los matices posibles. De igual forma Pollione pasa por varios estados de ánimo desde la chulería a la súplica. Bartoli y Osborn se muestran totalmente alejados del drama, y el dúo comienza casi como una conversación incocua, casi susurrada, y solo la coloratura nos sugiere algo del drama que se está desarrollando. Para colmo, el remate de la cadencia termina por eliminar cualquier tensión que pudiera haber cerrando el número de forma abrupta. Lo mejor es escucharlo y, con el segundo ejemplo, compararlo con la versión Callas / del Mónaco en 1955.

En cualquier caso, una batuta más relajada le hubiera aportado un campo más fértil para ser abonado por su arte. A menudo se atropella en las coloraturas que no son medidas de forma equilibrada presentando cambios de color y duración discutibles que nos terminan sonando a cacareo.

La presentación del producto, como viene siendo habitual en el Merchandaising Bartoli, es impecable, salvo que la foto de la portada con la romana partiéndose la camisa resulta totalmente inadecuada y mas propia de un recital de "Flamenco Fussion". La alopecia de la portada de su último disco tampoco es que resultara favorecedora. Sigo pensando que el arte de hacer portadas es una especie extinguida que busca más el impacto que la belleza.

Pese a los ejemplos musicales expuestos a lo largo de todo el texto no voy a ofrecer aquí la grabación completa, mejor será comprarla, pero si que aprovecho para dejar otra versión de referencia: el 7 de diciembre de 1955, en la inauguración de la temporada de La Scala, María Callas canta una de sus mejores prestaciones en el papel titular en el que está considerado el mejor año de su carrera artística. Acompañada por unos inconmensurables Mario del Mónaco, Giulietta Simionatto y Nicola Zaccaria y un inspirado Antonino Votto, la diva ofrece uno de los retratos más completos de la desventurada sacerdotisa druida por encima de las prestaciones realizadas en sus dos grabaciones en estudio y otras muchas "live".

De sobra es conocido que la Callas se autoalimentaba con el reto escénico donde ofrecía sus interpretaciones más memorables arrastrando con su fuego al resto de sus compañeros de reparto, por mediocres que estos pudieran ser.

Alentada por el devenir de la representación se atreve incluso con el sobreagudo que cierra el primer acto y que pocas veces llegó a dar (ni siquiera en las grabaciones de estudio de la obra) lo que produce un efecto electrizante que se refleja en el paroxismo del público que aplaude y vocifera a partes iguales.

Por desgracia la grabación de la velada quedó incompleta y las tres primeras pistas están tomadas de una representación realizada 10 años después por los mismos interpretes (Nicola Zaccaría y Mario del Mónaco) pero distinto director (Gianandrea Gavazzeni). Parte de la pista 16 ha tenido que ser completada con una representación del mismo año 1955 de Mario del Mónaco bajo la dirección de Tullio Serafín. De todas formas, la unidad  estilista no se resiente y nos permite tener una visión completa de la obra realizada con los parámetros de la época.

Si como dice la publicidad de la  Norma de Cecilia Bartoli, estamos ante una Nueva Visión, con sinceridad, llamenmé antiguo, pero me quedo con la tradicional (por utilizar un adjetivo que dicho aquí me suena hasta peyorativo). La era digital no ha sido generosa con una de las Operas más hermosas de su autor y una de las mas emotivas de todo el género.

Desde luego todas las opiniones aquí vertidas son mías y pido disculpas a todos las seguidores de la Mezzo Romana (entre los cuales me encuentro). Al fin y al cabo esto es un Blog personal y solo he expresado mi decepción ante una grabación de la que, sinceramente, creo que se podía esperar mucho más.

Disfruten de La Callas y no dejen de comprar la Norma de Bartoli, al fin y al cabo, calidad no le falta, y, para gustos, versiones. (o era colores?)


5 comentarios:

  1. Personalmente nunca esperé mucho de esta versión. Desde el disco dedicado a la Malibran se nota que la Bartoli esta embarcada en una tarea para la que es insuficiente en todo sentido.

    Lo de la "Nueva Visión" suena mas a provocación que a genuino interés musicológico. Norma es belcanto romántico donde los valores estéticos del barroco no tienen nada que hacer. Ni Bartoli ni Antonini.

    Sorpresas agradables son la Adalgisa de Sumi Jo que ha sabido redondear su instrumento y sonar menos aflautada que en su juventud. Si bien los años ya pesan y muchas veces el vibrato se sale de control empañando los reguladores de dinámica. Osborn tiene una voz derechamente fea, pero está en estilo. Hay que recordar que el Pollione original hacia prácticamente el mismo repertorio de Osborn. Pensar a Pollione con la envergadura de un Corelli o un Del Monaco es un error. La Bartoli no solo se queda corta en estilo. La voz evidencia un vibrato rápido que ensucia la linea larga belliniana y la interpretación es muy básica. No hay feminidad, (a veces parece que cantara Tancredi en vez de Norma) tampoco hay furia, ni brío ni grandeza.

    Y por último Bartoli debiese dar gracias especiales al ingeniero de sonido que la pone siempre por encima de sus compañeros de reparto, cuando a todas luces es la que menos sonoridad tiene de los tres.

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  2. Pues tienes razón con lo del ingeniero de sonido, y mucha; precisamente este contraste es en parte responsable de que Sumi Jo y John Osborn suenen totalmente desdibujados frente a la contundencia de la voz de la Bartoli, acentuando esa sensación de lejanía dramática tan inadecuada para la obra.
    Norma no necesita mucha revisión musicológica, Richard Bonynge ya se había dedicado a limpiar la obra de cara a la última grabación realizada por su mujer Joan Sutherland dejándola bastante apañada, aunque la grabación no fuese perfecta en parte por la edad de todos los cantantes.
    El experimento Bartoli solo ha añadido sonoridades y ritmos barroquizantes totalmente fuera de lugar.
    Gracias por tu comentario

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  3. Questa Norma è una delle cose peggiori che abbia mai sentito!

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  4. Ya en su Sonnambula tenía el micrófono en la boca y aun JDF que no es una muy potente voz sonaba detrás ! Es la única vez que eché un registro a la basura antes de escucharlo completo. ¡La diferencia es que con esta Norma en lugar de aburrirme me he divertido! La Bartoli no me hace tanto pensar a Tancredi como a la bruja de Didon & Aeneas...(¿Estoy solo a encontrar su timbre ahora bastante feo?)
    De acuerdo con lo que se ha dicho de Sumi Jo y del caso del tenore en esta obra.

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  5. Innovar en la Opera siempre es arriesgado, ya que tenemos como ha observado la pensada observación de nuestro comentador y son muy atendibles las otros comentarios, pero también hay que entender que toda obra de arte tiene una apertura que la hace hermenéuticamente variable a la interpretación de infinitas maneras. No es una poción mágica o una frase revelada que debe repetirse idéntica a cómo ésta llegó so pena de la furia de los dioses. A mi me parece una estupenda versión esta norma, mucho más, y diría absolutamente digna y sobrepasa esto. No sucede lo mismo con los trabajos anteriores de Bártoli, 'mission' y 'sospiri' que no me llegan en absoluto. En cambio hay otros solistas que me parecen excelentes, yo diría todos los demás. A mi parecer con 'Norma' vino a restablecer la calidad obtenida con 'Sacrificium, sin mencionar las excelentes versiones de opera de Haydn con la dirección de Harnouncourt.

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