viernes, 3 de mayo de 2013

ANNA MOFFO - ARIAS DE COLORATURA


Apodada con el sobrenombre de "La bellissima", Anna Moffo desarrolló una carrera irregular entre 1955, año de su presentación como Norina en Don Pasquale (Donizetti) en Spoleto, y 1974 en el que se aleja de los escenarios por agotamiento físico manteniendo hasta 1983 una actividad esporádica.

Artista polifacética, es protagonista de incipientes producciones operísticas filmadas llegando incluso al cine en el que protagoniza algunas películas de dudoso gusto semipornográfico. 

Nacida en Pensilvania en 1932, hija de padres italianos, tras terminar sus estudios recibe una oferta para trabajar en Hollywood que rechaza por su intención de convertirse en monja. Una beca la lleva a realizar sus estudios musicales que inicia en Filadelfia y termina en el Conservatorio de Santa Cecilia de Roma en 1955.

Una producción televisada de Madama Butterfly (Puccini) producida por la RAI en 1956 consolida su fama en Italia. A ella seguirán nuevas producciones televisivas de enorme éxito (Falstaff, La Sonnambula) que, vistas hoy, nos sonrojan por su ingenuidad y estética naif.


Los primeros años de su carrera, vistos desde la perspectiva del tiempo, son, sin duda, los mejores. Testimonio de ello son las grabaciones discográficas realizadas para la EMI en los ultimos años de la década de los 50: la Susana de Le Nozze di Figaro (Mozart), Nannetta en el Falstaff (Verdi), Mussetta en La Boheme (Puccini) y la cantante italiana del Capriccio (Strauss) junto a compañeros de la talla de Elisabeth Schwarzkopf, Nicolai Gedda, María Callas y Giuseppe Di Stéfano, entre otros, y directores como Carlo María Giulinni, Herbert von Karajan y Wolfganf Sawallisch.
  

A partir de 1960 se produce un punto de inflexión en su carrera determinado por la vuelta a Estados Unidos y la firma de un contrato de exclusividad con la casa discográfica RCA para la que grabará sus principales papeles dejando algunas grabaciones de referencia entre las que destaca su esforzado retrato de Luisa Miller (Verdi) junto a Carlo Bergonzi y una curiosa primera grabación mundial de La Rondine (Puccini). Durante esta década hará su presentación en los principales escenarios europeos y americanos con especial atención a Italia, país con el que mantiene una especial relación que la lleva a tener su propio programa de televisión.

Su acercamiento a la Operetta, de la que ha dejado grabaciones tanto en disco como en vídeo  la hizo muy popular durante esta época de cu carrera en los países del ámbito germánico.

Los años 70 suponen un giro hacia papeles más dramáticos, manifestando graves problemas vocales que la llevan a distanciarse de los escenarios a los que ya no volverá salvo de forma puntual.

En resumen, estamos hablando de una carrera que en su plenitud solo dura 15 años (1955 - 1970) a partir de los cuales los problemas vocales se harán evidentes y se acentuarán los defectos de una voz sometida a una presión excesiva por la acumulación de papeles demasiado exigentes.

En los inicios de su carrera graba para la EMI dos recitales de arias, el primero de ellos dedicado a Mozart, grabado en 1958 y el segundo, dedicado a Arias de Coloratura y dirigido por un jovencísimo Colin Davis, en 1959. Es este último recital el que se ofrece en este post por su gran valor como testimonio de lo que fue y no pudo ser.

La soprano nos muestra lo que serán las claves de su carrera: una voz impersonal (incluso fea en algunos momentos) aunque manejada con una técnica que le permite asomarse a papeles de tesitura extrema. No obstante los agudos suenan casi siempre tensos, la coloratura es resuelta de forma admirable aunque un punto mecánica siendo lo mejor, sin duda, los momentos cantábiles. Su interpretación de las arias bellinianas, Ah! non credea mirarti (La Sonnambula) y Qui la voce sua soave (I Puritani), son modélicas en cuanto intención y expresión. 

De todo el disco destaca la interpretación del aria de Gilda (Rigoletto) Caro Nome en el punto justo de inocencia y malicia y con una coloratura más refinada que en el resto de los fragmentos, permitiéndose el lujo de ascender al sobreagudo en el trino final de la escena, proeza que emula a La Callas de México en 1952. De hecho, fue comparada con la soprano griega en los inicios de su carrera por la coincidencia de muchos de los roles asumidos por ambas sopranos, comparación que, una vez escuchadas, no tiene ningún sentido.

Colin Davis ya nos muestra en ese lejano 1959 el buen hacer, y acompaña a la soprano con ese sello que solo tienen los grandes maestros y al que nos ha tenido acostumbrados hasta su reciente fallecimiento este mismo año.

El contenido del disco fue reeditado en 1990 por EMI en una serie dedicada a grandes voces y completado con extractos del anteriormente mencionado recital dedicado a Mozart y el aria de Musetta de la integral de La Boheme grabada junto a la Callas. Posteriormente ha aparecido diseminado en multitud de recopilaciones de todo tipo.

Solo por este disco y el resto de grabaciones realizadas para la EMI habría merecido un puesto de honor en el firmamento de las estrellas de la Opera.


3 comentarios:

  1. Hola Ignacio, Habitualmente estoy bastante de acuerdo con tus comentarios. Que la voz de la Moffo suene tirante en los agudos, que esfuerce demasiado la voz y aborde roles que no son para ella…Vale. Pero decir que su voz es fea e impersonal, en eso no estoy para nada de acuerdo. Durante los 60 marcó una época, con un estilo que yo justamente destacaría por lo personal de su modo de decir, de su charme , de su manera de componer personajes… de su gracia para cantar…en fin, que ya ves que difiero mucho de tu apreciación… Cada quien tiene derecho a tener su opinión… yo también. Y como no soy alguien que sepa morderse la lengua, quería comentarlo.
    Hasta otra!

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  2. Amigo Grimaldi, ya sabes, para gustos colores. No obstante para mi tiene la importancia suficiente como para incluir una publicación suya por lo destacado de su aportación. Para mi gusto le falto planificar su carrera con algo más de cuidado adecuando los papeles a sus posibilidades expresivas y vocales lo que quizá la hubiera permitido permanecer más años sobre los escenarios. En cualquier caso una personalidad fascinante por su versatilidad. Un saludo

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